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Acompañar el Embarazo y Puerperio

  • 14 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

Quizás una de las expectativas más importantes para una mujer embarazada o que ha tenido a su bebé es poder vivir estos procesos acompañada. Aunque no lo verbalice explícitamente, aunque no llame a alguien en específico para decirlo; incluso, aunque ella misma no lo tenga muy claro. Lo cierto es que la experiencia y la evidencia concuerdan en que una mujer adecuadamente acompañada en estos momentos presenta menos riesgos de desarrollar psicopatología, así como una mayor probabilidad de sentirse más tranquila para ejercer su maternidad.


Pero ¿qué significa acompañar? ¿Cómo se hace esto entre la pareja o con un familiar cercano?

Lo primero, es tener en cuenta que el Embarazo y Puerperio es una etapa constante de cambios: para la mujer (físico, emocional, psicológico y social), para las relaciones de ella con su entorno, para la pareja y para la relación de pareja. La llegada de un bebé remece también las identidades de la familia completa. Todos adquieren un lugar nuevo en función del bebé (convertirse en madre, padre, abuelo/a, hermano/a…). Sin duda es, a nivel afectivo, un cambio profundo y transformador. Por lo tanto, ante un nuevo escenario, hay que buscar nuevas maneras de desenvolverse para poder disfrutar el camino. Lo que más se repite es la sucesión de cambios, nuevos desafíos y requerimientos ante los cuales estar constantemente adaptándose. Ello implica entonces, un alto grado de incertidumbre y de sensación de falta de control que, como ante cualquier escenario más desafiante, requieren de mayor contención para quién(es) lo están atravesando.


Así, es natural poder sentir temor, ansiedad, cuestionamiento por las propias capacidades, e incluso experimentar estar desorientado/a, tanto la madre como quien o quienes la acompañan. Quizás, por ser adultos, tratamos de esconder o negar estas emociones pues pueden avergonzarnos y hacernos pensar que no estamos listos. Lo cierto es que no hay mucho que pueda hacerse para evitarlas, y que son parte esperada y necesaria del proceso que vive la pareja parental. Pues el bebé es nuevo en esto y ellos como padres, también. Aunque hayan otros hijos u otros embarazos anteriores: es primera vez que esta relación se despliega. Y hay que ir conociéndola, hay que ir conociéndose, como en toda relación.


Acompañar, según la RAE es “estar con una persona e ir junto a ella”. Es decir, implica acercarse lo suficiente para sostener, pero dejando el espacio necesario para que la persona pueda caminar por sus propios medios. Ir acompañando, ir apoyando en lo que se vaya necesitando para que, en este caso la madre, pueda ir haciendo su camino, desplegando su maternidad. Hay que ser proactivo y creativo, me parece, para ver de qué manera se puede proveer este espacio en la relación, buscando un punto intermedio. Nada está dado e implica un trabajo el poder ajustar la relación que ahora incluye a un nuevo integrante. Requiere de tiempo, de intentos, de ajustes y acomodos. No hay un manual; pero, hay formas concretas de generar estos momentos: proponer nuevos espacios de encuentro (caminata, café, llamada, etc), asumir el protagonismo en algunas tareas que antes eran de la madre para que ella sienta que realmente puede contar con el otro en lo que ella necesita (y no en lo que suponemos que necesita), ofrecer espacios donde ella pueda dormir y descansar mientras le cuidan a su bebé, que la madre se sienta escuchada, tenga un espacio donde expresar y verbalizar lo que siente y piensa, que se cuiden sus espacios de recreación... Formas hay muchísimas. Quizás lo más importante tiene que ver con poder reconocer en la mujer embarazada y/o puérpera que no se puede gestar y criar en aislamiento, que cuidarla a ella es cuidar al bebé y que el mejor lugar del bebé es ser sostenido y acompañado por una madre que se siente segura y cuidada para maternar tranquilamente.


Increíble puede parecer que tomarnos en serio el acompañamiento en esta etapa de la vida de la madre y el bebé tiene profundos impactos en la vida de ambos. Así podemos generar también un impacto en la historia de la salud mental en nuestro país.





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